Compañias rápidas vs. compañias lentas

No existe dilema, el mercado ya es digital. Basta con ver nuestra interacción diaria con la tecnología, observar a nuestros hijos y por si tuviera alguna duda revisemos algunos datos.

Según Pew Research Center en 2015, el 67% del mercado mundial utiliza internet con frecuencia para consultar, comparar productos, obtener información, comunicarse, interactuar, realizar transacciones, entre otras cosas.  La cara opuesta de esta moneda es que existe un 33% que no lo hace. Esto se traduce en un mercado potencial de más de 4 mil millones de personas que rápidamente se sumaran.

Independientemente del rol que ocupemos cada uno de nosotros en nuestros trabajos como empleados, emprendedores, gerentes o tomadores de decisiones, somos sobre todo consumidores y es por esto que la transformación digital no depende del tamaño del negocio o la industria en la que nos encontremos.

No hay duda respecto a transformarse, aquellas empresas que no lo hagan definitivamente no podrán competir en el mercado y no son ellas quienes lo deciden, son los consumidores. La transformación digital implica profundos cambios en el mercado laboral, haciendo necesaria la constante capacitación y aprendizaje, el ritmo es tan intenso que no podemos perder el tiempo.

La preparación universitaria ya no es suficiente. Hace 5 años la tecnología y los consumidores eran diferentes y lo será más aún. Por lo tanto, las empresas debemos esforzarnos en desarrollar de forma permanente las habilidades en nuestros colaboradores, tenemos que ser capaces de atraer y retener el talento con espíritu curioso y emprendedor, aquellos tengan una alta motivación en la auto capacitación y búsqueda de respuestas. La pregunta clave es ¿Nuestras organizaciones están preparadas para que nos desafíen permanentemente?

Entendiendo que no hay fórmulas ni caminos certeros para llegar al éxito en la digitalización, el único camino son las constantes interrogantes y posibles soluciones que nos dan espacio para las nuevas oportunidades.

Actualmente, el mercado está tan atento a los cambios que los líderes dedican más del 30% de su tiempo en reuniones con proveedores, competidores, grupos de opinión, asociaciones, etc. La tecnología avanza a velocidades nunca antes vistas y quedar apenas unos meses fuera de mercado puede ser fatal para las compañías.

Hoy más que nunca, la información está disponible de forma gratis y en tiempo real. En el pasado, para la toma de decisiones prevalecía la intuición, ya que el acceso a la información y los datos era escaso. Pero la intuición como proceso tiene una tasa de error mayor a las decisiones basadas en datos reales y on-line. Por esto es que quienes no utilicen la información para la toma de decisiones están en desventaja respecto del resto.

Por otro lado, los avances están al alcance tanto de los grandes como de los pequeños, ya no existe esta brecha porque implementarlos es cada vez más barato y accesible. La oferta está cambiando tan rápidamente que los consumidores hoy son expertos, cada vez más exigentes y ansiosos. No esperan la adaptación de las empresas, es el usuario el que manda.

El avance de la tecnología en esta época de crecimiento exponencial impone un ritmo vertiginoso. La capacidad de procesamiento de los chips, las velocidades de transferencia de datos, la 5G con 100 veces mayor velocidad, esto transforma la dinámica.

Tradicionalmente, la lucha se daba entre empresas grandes con mayor acceso a capital e inversión contra las pequeñas más limitadas en este aspecto. Hoy, la competencia se da según su adaptabilidad. Esto se hace evidente cuando vemos la penetración que están teniendo las Start-ups, ya que se trata de compañías nativas digitales, que nacieron dentro de esta vertiginosa transformación digital, versus aquellas más tradicionales y antiguas que deben realizar grandes esfuerzos para adaptarse.

La transformación digital no se trata de implementar software o soluciones tecnológicas, sino que trata de re-pensar los procesos, acciones, resultados, clientes, consumidores, empleados, etc.

La digitalización impone una nueva forma de relacionarse con el usuario. ¿Estamos ante una evolución o revolución? ¿Nuestras organizaciones están preparadas? Quienes no se adapten no podrán subsistir, mientras nuestra organización se demora la competencia avanza.

La formación tradicional busca llegar a resultados y así es como estamos programados, pero hoy más que nunca nos exige a re-pensar permanentemente y estar preparados para errar, aprender rápido y volver a intentar.

El mercado YA es digital, aquel que no entienda la transformación digital, definitivamente está en desventaja competitiva.

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